El Mindfulness puede cambiar literalmente tu cerebro
Comparto un paper sobre Mindfulness y los beneficios de la práctica en el trabajo.
El Mindfulness puede cambiar literalmente tu cerebro
por Christina Congleton, Britta K. Hölzel y Sara W. Lazar
Resumen.
Mindfulness es una palabra de moda en el mundo de los negocios, pero muchos no saben que está respaldado por la ciencia. Un estudio realizado en 2011 con participantes que completaron un programa de atención plena de ocho semanas descubrió que la densidad de la materia gris de los participantes aumentaba significativamente. En comparación con los no meditadores, las personas que practican mindfulness demuestran un rendimiento superior en las pruebas de autorregulación y muestran más actividad en el córtex cingulado anterior (ACC), que se encarga de la impulsividad y la flexibilidad mental. El hipocampo, que está asociado a la emoción y la memoria y es importante para la resiliencia, también mostró un aumento de materia gris en los participantes del programa de mindfulness. El mindfulness no debería considerarse simplemente "algo bueno que hay que tener", sino algo imprescindible que mantiene nuestro cerebro sano y nos protege del estrés tóxico.
En el mundo empresarial se habla mucho de mindfulness. Pero quizá no se haya enterado de que el bombo publicitario está respaldado por la ciencia. Investigaciones recientes demuestran que la práctica de la atención plena, sin prejuicios y en el momento presente, cambia el cerebro, y lo hace de un modo que cualquier persona que trabaje en el complejo entorno empresarial actual, y sin duda cualquier líder, debería conocer.
Contribuimos a esta investigación en 2011 con un estudio sobre participantes que completaron un programa de mindfulness de ocho semanas. Observamos aumentos significativos en la densidad de su materia gris. En los años posteriores, otros laboratorios de neurociencia de todo el mundo también han investigado las formas en que la meditación, una forma clave de practicar mindfulness, cambia el cerebro. Este año, un equipo de científicos de la Universidad de Columbia Británica y de la Universidad Tecnológica de Chemnitz pudo reunir datos de más de 20 estudios para determinar qué zonas del cerebro se ven afectadas de forma sistemática. Identificaron al menos ocho regiones diferentes. Aquí nos centraremos en dos que consideramos de especial interés para los profesionales de la empresa.
El primero es el córtex cingulado anterior (CCA), una estructura situada en el interior de la frente, detrás del lóbulo frontal del cerebro. La ACC está asociada a la autorregulación, es decir, a la capacidad de dirigir la atención y el comportamiento de forma intencionada, suprimir respuestas instintivas inadecuadas y cambiar de estrategia con flexibilidad. Las personas que tienen dañado el ACC muestran impulsividad y agresividad descontrolada, y las que tienen deterioradas las conexiones entre esta y otras regiones cerebrales obtienen malos resultados en las pruebas de flexibilidad mental: se aferran a estrategias ineficaces de resolución de problemas en lugar de adaptar su comportamiento. En cambio, los meditadores obtienen mejores resultados en las pruebas de autorregulación, resisten las distracciones y responden correctamente con más frecuencia que los no meditadores. También muestran más actividad en el ACC que los no meditadores. Además de la autorregulación, el CAC se asocia con el aprendizaje a partir de experiencias pasadas para favorecer una toma de decisiones óptima. Los científicos señalan que el ACC puede ser especialmente importante ante condiciones inciertas y de cambio rápido.
La segunda región cerebral que queremos destacar es el hipocampo, una región que mostró un aumento de materia gris en los cerebros de los participantes en nuestro programa de mindfulness de 2011. Esta zona con forma de caballito de mar está enterrada dentro de la sien a cada lado del cerebro y forma parte del sistema límbico, un conjunto de estructuras internas asociadas a la emoción y la memoria. Está cubierta de receptores para la hormona del estrés, el cortisol, y los estudios han demostrado que puede resultar dañada por el estrés crónico, contribuyendo a una espiral nociva en el organismo. De hecho, las personas con trastornos relacionados con el estrés, como la depresión y el TEPT, tienden a tener un hipocampo más pequeño. Todo ello apunta a la importancia de esta área cerebral en la resiliencia, otra habilidad clave en el actual mundo empresarial de alta exigencia.
Estos hallazgos son sólo el principio de la historia. Los neurocientíficos también han demostrado que la práctica del Mindfulness afecta a áreas cerebrales relacionadas con la percepción, la conciencia corporal, la tolerancia al dolor, la regulación de las emociones, la introspección, el pensamiento complejo y el sentido del yo. Aunque se necesita más investigación para documentar estos cambios a lo largo del tiempo y comprender los mecanismos subyacentes, las pruebas convergentes son convincentes.
Mindfulness ya no debe considerarse un "bien que hay que tener" para los ejecutivos. Es algo "imprescindible": una forma de mantener nuestro cerebro sano, de favorecer la autorregulación y la eficacia en la toma de decisiones, y de protegernos del estrés tóxico. Puede integrarse en la vida religiosa o espiritual, o practicarse como una forma de entrenamiento mental secular. Cuando nos sentamos, respiramos y nos comprometemos a ser conscientes, sobre todo cuando nos reunimos con otras personas que hacen lo mismo, podemos cambiar.
Britta K. Hölzel investiga mediante resonancia magnética los mecanismos neuronales de la práctica de la atención plena. Anteriormente fue investigadora en el Hospital General de Massachusetts y en la Facultad de Medicina de Harvard, y actualmente trabaja en la Universidad Técnica de Múnich. Es doctora en Psicología por la Universidad de Giessen (Alemania).
Sara W. Lazar es investigadora asociada en el departamento de psiquiatría del Hospital General de Massachusetts y profesora adjunta de psicología en la Facultad de Medicina de Harvard. Su investigación se centra en dilucidar los mecanismos neuronales que subyacen a los efectos beneficiosos del yoga y la meditación, tanto en entornos clínicos como en individuos sanos.
Fuentes:
Yi-Yuan Tang et al. Fox et al. Hölzel et al.
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